El actual presidente de Irán Mahmoud Ahmadineyad ganó las elecciones presidenciales de su país con una amplia ventaja frente al reformista y favorito de occidente, Hosein Musaví. Sin embargo el líder opositor ha denunciado que le robaron la elección y se niega ha aceptar la elección de su rival.
Los resultados han desatado las protestas de los partidarios de Musavi, quienes se afrentaron a la policía en las calles. Mientras tanto su líder ha desaparecido, según parece por restricciones del régimen.
Hay mucha decepción entre los más jóvenes y en los países occidentales quienes tenían la esperanza de un cambio del conservadurismo de Ahmadineyad.
Al parecer la reacción del gobierno frente a la oposición demuestra cierto nerviosismo, y parecen muy dispuestos a frenar rápidamente cualquier oposición a la reelección del mandatario y evitar la posibilidad de una revolución que cambie Irán por completo.
Según parece Ahmadineyad se concentró en las áreas rurales y logró la aceptación de este sector de la población quien lo favoreció con su voto, y donde concentró su política económica.
En el blog Guerra Eterna se indica que el futuro de la oposición es difícil, por un lado si aceptan la versión oficial, pierden la confianza para siempre de toda una generación de votantes que nunca más se molestará en acudir a las urnas. Si se rebelan, no lo hacen contra Ahmadineyad, sino contra todo un régimen. Sería una auténtica revolución desarmada y condenada a ser aplastada.
Luego de la derrota de Musavi, queda claro que el régimen actual ha quedado robustecido y envalentonado. En estas condiciones Estados Unidos deberá iniciar el diálogo con Irán para discutir sobre la capacidad nuclear del país persa y su rol en el Medio Oriente.
¿Qué puede esperarse? BBCMundo
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