Dijeron que estaba por morir, que su opositor Henrique Capriles lo vencería, que la dictadura caería, sin embargo el presidente venezolano Hugo Chávez fue reelegido una vez más como presidente de este país. A pesar de su estilo autoritario y de las críticas de corrupción de su entorno la revolución bolivariana, por lo visto continuará.
A pesar de que la oposición finalmente logró unirse y presentar a Henrique Capriles como candidato y prometer que no acabaría con los programas sociales de Chávez, y evitar mostrarse como parte de las tradicional oligarquía venezolana, esto no fue suficiente para lograr el éxito.
Según el profesor de Harvard, Steven Levitsky, la reelección del comandante tuvo varas razones, una de ellas el enorme gasto social producto de las rentas del petroleo, las inversiones en salud, nutrición, vivienda y pensiones que a generado una fuerte relación con los sectores populares de este país.
Lo que tendríamos con el chavismo es lo que se llama autoritarismo competitivo es un régimen híbrido donde hay instituciones democráticas, hay medios de comunicación, y oposición, pero sus líderes y activistas hostigamiento y encuentran que las instituciones del Estado se utilizan como armas en su contra.
A pesar de los grandes vacios del chavismo, de la utilización del Estado como un bien privado, Chávez goza de una gran popularidad que hay que entender, según la crónica del politólogo Carlos Leon Moya en Dedomedio.com: “En estos catorce años, Chávez ha sido respaldado por los más pobres de Venezuela. Su votación en zonas menos urbanas y de mayor pobreza era apabullante, y la oposición arrasaba en las zonas más pudientes. Chávez mismo alentó eso, no solo con la agresiva inversión social en los sectores pobres, sino también con un discurso clasista. Polariza entre pobres y ricos, entre los que no recibieron la riqueza petrolera durante la cuarta república y aquellos que sí y ahora claman por recuperar sus privilegios perdidos. Aunque los discursos políticos nunca son del todo ciertos, siempre tienen una base real. En este caso también.”
Ejemplos de mano dura con arraigo popular son famosos en América Latina, Perón en Argentina, Fujimori en el Perú, las desigualdades y el hartazgo de la política tradicional genera adhesión, que logra renovarse constantemente a pesar de que la permanencia en el poder podría suponer convertirse en aquello que se rechaza.
Para entender las cosas:
Venezuela: las razones del triunfo de Chávez, por Santiago O’Donnell. ElPuercoespín
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